25/09/00
I
En la niebla de la noche que se oculta
del encanto y más que tenue desafío,
cuánta magia de la lluvia es el rocío,
cuánto hechizo tu mirada me resulta
sólo habiendo aparecido en la penumbra
intentando que tu espacio junto al mío
pueda darme del calor que quite el frío
siendo tú la omnipresente luz de luna.
II
En la cima las estrellas te denuncian
y pretenden muy celosas tu retiro,
aún no saben que te deben su vestido
cual reflejo de tu cándida dulzura;
te presentas como fina obra tan pura
simulando la inocencia que de un niño
pueda darme de tus ojos el cariño
que dibuje tu sonrisa en mi laguna.
III
En el viento sopla un aire del que ayuna
la nostalgia del amanecer tardío,
no me observas pero sabes cuándo río
y apareces inspirándole a mi pluma
que palabras en poemas te construya
para hacerte tan feliz como te ansío
rescatando de que muera en el hastío
la belleza que destila tu hermosura.
IV
En la copa que en los árboles te arrulla
de las aves un armónico sonido,
no sabía pero todas te han seguido
y te esperan cada noche ante la bruma;
cuánta imagen que desde tu alma embruja
la mirada dependiente en tu vestido
de la magia que provocan tus latidos
siendo tú la omnipresente luz de luna.
Héctor.
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