06/08/98
I
En la tenue soledad que se limita
a persuadirme de tus manos encontrar,
he comprobado que mis ojos necesitan
el derecho de obsequiarte el despertar;
la ilusión de poseerte tan cerquita,
tan cerquita que no puedas escapar
de este mundo que te guardo en la cajita,
la cajita que está hecha de cristal.
II
No es la historia que padece de infinita
ni la ciencia que no tiene humanidad;
es el arte que tomaba de Afrodita
la belleza que destila tu mirar;
la dulzura que se esconde en tu sonrisa,
tu sonrisa que imposible de olvidar
me ha insinuado ser la huella que permita,
que permita acompañarte al caminar.
III
En el cielo de una noche simbolizas
una estrella que no deja de brillar,
en mis sueños rosa blanca que me invita
a quererte cada día más y más;
a encontrarme con la pluma y la poesía
cada instante que te pueda enamorar
inspirándome por ser la princesita,
princesita que me hace suspirar.
IV
No es la aurora la que siempre me hipnotiza
ni la espuma que acaricia todo el mar,
es tu alma que desnuda es tan sumisa
que despierta la ternura y la ansiedad;
la belleza que descansa en tu sonrisa,
tu sonrisa que alejó la soledad
de este mundo que te guardo en la cajita,
la cajita que está hecha de cristal.
Héctor.
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