07/01/09
I
Un lugar que bien resguarda los sentidos,
un lugar que desvanece los lamentos;
es aquel que cobra vida hasta en los cuentos
y protege con recelo los latidos,
de la dama de cabellos amarillos
que me enseña con el roce de su cuerpo
toda clase de sonidos de concierto
en secretos de un amor correspondido.
II
Un espacio que nos sirve de testigo,
un espacio que compite contra el tiempo;
es aquel con tempestad de cuatro vientos
y con la calma que consigue un espejismo,
sobrepasa lo profundo de un abismo
que en los brazos de la dama que comento,
tan preciosa como noble monumento,
me enamora como nunca lo había visto.
III
Un jardín que solitario es nuestro nido,
un jardín que con su magia es un secreto;
es aquel que ha liberado por completo
al poeta que ignoraba en su destino
que una dama con temor desvanecido
diera vida a la escritura de unos versos,
apasionado en su figura estoy inmerso,
apasionado de sus besos soy cautivo.
IV
Un santuario tan romántico y prohibido,
un santuario tan exótico y perfecto;
es aquel donde le brindo tanto afecto
a la dama que a sus pies yo me he rendido,
escultura que engalana en su vestido
misteriosas sensaciones al encuentro
de su amor que con el mío es más que centro
del compás de toda clase de sonidos.
Héctor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario