A tu encuentro



22/09/00

I
En la tenue plenitud de tu hermosura
jugueteando ante la pluma que te escribe,
no hace falta que una estrella te ilumine
para hacer que se estremezca la textura
que tu piel ha dibujado cual pintura
ante tus ojos y los míos se desviste
invocando el juramento que me hiciste
de quererme hasta en la propia sepultura.

II
Más que el cielo azul que narra tu cintura
a la espera que en mi corazón existe,
no hay hechizo que supere lo que fuiste
para darme en solitaria travesura
la belleza en cual reside obra tan pura
que te invade desde el día que naciste;
a tu encuentro simplemente permitiste
el volver a ser la envidia de la luna.

III
Extasiado la felicidad me abruma
simulando de este cuento ser tu príncipe,
de tus dedos he mordido ya hasta el índice
suspirando ante tu dócil escultura;
la cascada de tu pecho me captura
cada instante que te impido el estar triste
dibujándome el deseo de consentirte
hasta que sientas que mi amor no tiene dudas.

IV
Con preciosa juventud en tu figura
sentirme tuyo para siempre conseguiste,
te aseguro que el amarte hasta morirme
seguiré ferviente atado sin censura
a tu piel y a la sonrisa en tu alma pura
despertando en mí el poeta que te escribe
a tu encuentro que más nunca se despide
de volver a ser la envidia de la luna.

Héctor.

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