03/07/93
I
Me traiciona al instante una duda,
me compara semejante un problema,
que ausente estuve en la cena
de la dama que me acusa
de que sin darle una sabia excusa
no le cumplí la promesa
de llevarle una flor de sorpresa
cuando llena estuviera la luna.
II
Me inquieta que en la penumbra
me esperaba aquella princesa
con su vestido de duquesa
y con las ansias de ser adulta,
preocupada de esperar sin culpa
al joven de los poemas,
el mismo que ella condena
por no llenarle la luna.
III
Me siente no haberme acercado
a recrearme con su belleza,
pero la elegante princesa
esperaba desde temprano
al joven que cometió el pecado
de no cumplir con la promesa
sin pensar que con certeza
ya la esperaba en sus manos.
IV
Me abandonan el alma y los sentidos,
me entristece saber que me esperaba
con el poema que tanto soñaba
mirando fijamente el camino
a ver si veía al joven perdido
que le traería a la bella dama
la flor que a la luna llenara
para cumplirle lo prometido.
Héctor.
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