El Color de la Verdad…


Muchas personas afirman tener la Verdad en sus manos. Tan seguras se sienten de este hecho que son capaces de apostar y jurar ante lo que sea que la Verdad les pertenece y que no acarician ninguna opción de equivocarse. Pero resulta muy a menudo que varios se enfrentan con esta creencia y a resumidas cuentas: TODOS DICEN TENER LA VERDAD, PERO NADIE SABE QUÉ COLOR TIENE…

Cuando les digo que nadie conoce el color de la Verdad me refiero que cada quien tiene su propia realidad y su propia perspectiva. El sabio Albert Einstein no se equivocó al pronosticar que “Todo es relativo…”. Si tomamos en cuenta la relatividad en el mundo que nos rodea, nos encontramos que lo que es una certeza para un individuo, para otro puede ser sólo una hipótesis o hasta apenas una sospecha.

Para encontrarnos en un campo neutro, donde la determinación puede considerarse común para muchos, debemos regirnos por leyes, las cuales pueden ser físicas, demográficas, políticas, sociales u otras, pero también podemos caer en las interpretaciones, lo que debilita el carácter objetivo.

Relatividad. Esta imagen parece que se mueve.
Lo más recomendable en casos donde varias personas afirman tener la Verdad es que cada quien tenga la disposición para ESCUCHAR. Los acuerdos y las treguas pueden tener lugar si aportamos más disponibilidad de escuchar en vez del autoritarismo para imponer nuestro punto de vista. Todo es relativo.

Un buen ejercicio en desacuerdos entre dos o más personas es que cada quien internalice e intente ver el Color de la Verdad. Como nadie lo sabe ni lo ha visto, es el momento de caer en cuenta de que cada quien vive una realidad diferente, con una óptica particular y que sólo escuchando a los demás, con un orden de palabra, es que se pueden construir los consensos y encuentros positivos de opinión.

El consejo que dejo sobre la mesa es el mismo título del libro cuyo autor es Mark Goulston: “¡…Sólo escucha!”.

Héctor B.

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