Desde nacimiento nos convertimos en Consumidores.
Necesitamos oxígeno para vivir, necesitamos agua para vivir, necesitamos
alimentación y nutrición, necesitamos vestirnos, trasladarnos, comunicarnos,
entretenernos y tantas cosas más que rodean el consumo.
Pues sucede que crecimos con la programación mental de que
debemos consumir productos y servicios para cubrir las necesidades que nos
rodean y que se nos presentan a diario, a cada instante. Ya nuestro cerebro
está amaestrado para que dicte estímulos que nos impulsan a obtener la
respuesta de consumo.
Entonces, qué es el Hábito de Consumo? Se trata de las
acciones periódicas que ejercemos para cubrir las necesidades. Ahora bien…
acaso cuesta cubrir las necesidades? La respuesta está ligada a la educación
que le permitimos a nuestro cerebro y al poder adquisitivo con el que contamos.
Doy un ejemplo sencillo para ilustrar esta condición:
Necesitas trasladarte unos 3
kilómetros desde un punto “A” hacia un punto geográfico
“B”. Si eliges realizar esta acción con un automóvil, puedes realizar esta acción
tanto con un auto compacto, como con un todo terreno, como con una Limosina. Si
no depende de tu poder adquisitivo el traslado, podrás elegir cualquiera de los
3 para cubrir tu necesidad. He aquí la piedra filosofal del consumismo: No nos
centramos en “cubrir” las necesidades, lo hacemos siguiendo unos patrones de
consumo que tenemos adheridos a la cadena desoxirribonucléica de nuestro
cerebro. Pero hay algo muy importante: podemos educar nuestros pensamientos sin
importar la edad, sólo teniendo la ferviente convicción de que se puede hacer.
Así es. El hábito de consumo puede llegar a ser un hábito
inteligente con unos tips que doy a continuación:
1.- No veas tanto el precio, aprende sobre el valor.
Cuando buscas algo que necesitas para cubrir una necesidad, ten en cuenta en
mayor medida el valor por encima del precio. Algunas personas piensan que ambos
conceptos son iguales, pero no es así. Cuando hablamos del precio, nos
referimos a la cantidad monetaria equivalente que se le ha adjudicado a un
producto o servicio, mientras que el valor se refiere a todo lo que podemos
recibir y ganar al cubrir nuestra necesidad con un producto y todos sus
beneficios derivados del mismo. No es igual invertir un peso, centavo o
fracción monetaria para el lavado de instrumentos de cocina versus el lavado,
el cuidado de las manos, el cuidado ambiental, el ahorro del agua, el ahorro de
espacio por concentración, entre otros por el mismo precio. Obviamente en el
segundo caso tenemos una relación beneficio/precio mucho más alta, lo que se
traduce en recibir mucho más por menos. Es muy importante aprender mejor el
valor que el precio.
2.- No sólo basta cubrir la necesidad, hace falta
involucrar la calidad a la ecuación. Si puedes cubrir una necesidad con un
producto o servicio, pero tienes la posibilidad de hacerlo con la mejor calidad
comprobada, estas en el camino correcto hacia el hábito de consumo inteligente.
La calidad certificada de un producto o servicio es también asociada al valor
del mismo.
3.- La garantía. Cuando cubras por consumo una
necesidad, ten en cuenta que la garantía forma parte de “La Promesa ” de que esa
necesidad estará cubierta. Aquí juega un papel relevante la SATISFACCIÓN porque
dependiendo de cómo queda cubierta es que te sentirás promovido a la acción en
un hábito con ese producto o servicio. Si ocurre que tienes disponibilidad de
productos o servicios que te ofrecen Satisfacción Garantizada significa que el
riesgo de interacción con ese bien es mínimo o nulo, por lo que no tienes nada
que perder. En este caso también tiene un punto a favor el valor ya que la
inversión está asegurada.
4.- La dirección. Estamos programados para “movernos”
hacia la fuente de oferta y eso nos convierte en la demanda. Sin embargo,
cuando la brújula cambia de dirección y tienes la “oportunidad” de que sea al
contrario, también se aumentan las características de un hábito de consumo
inteligente. Esto se debe a que la solución de las necesidades, literalmente
“tocará a tu puerta”. Esta modalidad está hoy muy de moda, conocida como
delivery. De esta manera no hay que movilizarse hasta un distribuidor para
obtener ciertos productos, sólo los esperamos en casa.
5.- El prestigio. Por último pero no menos importante está
el prestigio. Aquí debes saber si cubrirás tus necesidades con productos y
servicios derivados de un proveedor local, regional, nacional o internacional.
Sólo debes saber que mientras más territorio geográfico alcanza un proveedor,
más leyes y regulaciones debe cumplir, por lo que los proveedores de clase
mundial son los que llevan la batuta en lo que a prestigio se refiere. Otro
aspecto importante en el prestigio lo contiene el tiempo en el mercado. Así,
por ejemplo, piensa si en un momento que necesites una operación, irías con un
médico cirujano de poca experiencia o prefieres uno que tenga mucha experiencia
y conocimiento en la solución de tu problema. Es sólo para reflexionar.
Aquí puedes encontrar unos videos sobre productos que te
pueden involucrar en la actividad de practicar el hábito de consumo
inteligente.
También puedes acceder a otras publicaciones relacionadas
en los siguientes enlaces:
Excelente información para reflexionar sobre los hábitos de consumo.
ResponderEliminar