Dónde reside la Belleza...?

Muchas personas piensan que la belleza tiene que ver con el cumplimiento de unas características superficiales aceptadas socialmente y que integran una de las condiciones más importantes de la aceptación humana.

Sin embargo, la Belleza es mucho más que eso. La antigua Grecia dio grandes aportes a la belleza, reconicidos a nivel mundial en campos como la cultura, el arte y la literatura, donde destacan obras esculturales y arquitectónicas, también redacciones como La Ilíada y La Odisea que son ejemplos de este legado. Según la mitología griega, la belleza era representada por distintos personajes que humanizaban ciertos aspectos armónicos y poco comunes, contemplando la forma, las virtudes, la simetría, la presentación del volumen y la incidencia de la luz, considerada como una de las mayores magnificaciones de la presencia de Divina. Ejemplo de ellos fueron Narciso, conocido por su belleza y condenado a sufrir el desamor al enamorarse de su propia imagen en las calmadas aguas de una fuente. Afrodita o conocida también como Venus, fue considerada la diosa del amor, la belleza, la sexualidad, la lujuria y la reproducción. Adonis, quien también era reconocido por su belleza, fue el amante preferido de Afrodita.

La conceptualización realizada por Platón (filósofo griego que data de más de 400 años antes de Cristo y quien fuera maestro de Aristóteles), sugiere que la belleza no sólo tiene que ver con la percepción y satisfacción superficial. La concepción platónica contiene un aditivo más profundo, donde la belleza perceptible es sólo terrenal y una representación de la belleza verdadera que proviene del alma.

En la época del Renacimiento, movimiento cultural acontecido en Europa para la época de los siglos XV y XVI, la belleza también jugó un papel importante con las grandes manifestaciones del humanismo y la renovación de las ciencias, donde la visión del mundo y su entorno dio un giro hacia el interés por las artes, la ciencia y la política, en el que el hombre pasó a ser más el centro de atracción (antropocentrismo).

La belleza tiene también su significado matemático. Cuenta la historia que desde la era Pitagórica, la simetría era considerada como manifestación artística, donde la Geometría jugaba un papel especial en este pensamiento. Aspectos proporcionales, simétricos, no triviales, Teoremas y otros fueron considerados aplicaciones de la belleza, más aún cuando su connotación tenía aplicaciones o apariciones en la naturaleza, como el caso del número áureo o divina proporción (representada por el número fi ó φ que proviene de la ecuación φ x φ = φ +1, donde φ = 1,6180339887…) y la serie de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 44, …).

Hoy en día se considera la belleza como la aproximación a la perfección, donde la satisfacción de los sentidos se posiciona mayormente en la superficie, más que en la profundidad de las cosas y las personas. Corrientes como el narcisismo, la metrosexualidad, las fobias a las imperfecciones, las alteraciones hacia semejanzas ideales de un modelo son situaciones polémicas de la sociedad actual.

Otras corrientes más vanguardistas sí estimulan la belleza interna, la belleza espiritual y los sentimientos. Las bellas artes siguen jugando un papel de relevancia para mentes conservadoras y de gustos afines.

Cerrando este artículo considero que lo más importante ante la belleza va más allá de la superficie, más complementario con la esencia interna de lo que nos rodea. Dios nos proporcionó un mundo rodeado de belleza y nuestro deber es asumir con responsabilidad y prudencia su verdadero significado. Una canción, una mirada, un abrazo, una caricia, un “te quiero”, una palabra de aliento, un gesto noble, un poema, la inocencia, la humildad, la caridad, el respeto, la fidelidad, la incondicionalidad, el servicio y el amor también son rasgos profundos de la belleza auténtica.

Héctor B.

1 comentario:

  1. La belleza auténtica proviene del fondo, de la esencia humana, de la profucdidad de las cosas y está más allá de la vista de un observador.

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